Dirigido por Ricardo Vicente y Xiqui Rodríguez, 2007. Es este un espectáculo multidisciplinar donde el audiovisual, la música y el teatro conviven, siempre destacando la labor del actor, encargado de acercar el mito al espectador. Esta maravillosa adaptación, obra de dos directores con largo bagaje teatral, es digna de aplauso ya sea, por el despliegue imaginario a la hora de elaborar la elegante puesta en escena, o por el ambiente de misterio y tensión que logran crear a través del texto y las frustracciones de los personajes, ambiente que recibirá al espectador desde su entrada en la sala. El miedo es el tema fundamental de la representación, un miedo que vemos a través de los personajes de la novela, no tanto por el acoso del motor principal, el conde Vlad Tepes,que funcionaría en nuestra versión casi como una víctima más, sino por esos miedos que nos retienen , nos hacen débiles, nos atrapan y que nos hacen iguales ante esta emoción. Cambiamos el «famoso mordisco en la yugular», para hablar de algo más cercano a nuestros tiempos, las ets, que afectan a gran parte de la humanidad y que hoy en día se abren paso a un rítmo vertiginoso, este miedo se unirá a otros fruto de unos personajes que no quieren cometer errores, atrapados por una sociedad que les acecha. La pasión, el amor, la ira, abrigarán la función sometiendo a los personajes a un estado de desbordamiento. Sólo me queda decirles: » Pasen, entren libremente y dejen algo de la alegría que traen consigo».
Veronica Ronda 